Cavilaciones De La Madrugada I
“ ...y entonces, como
una canción que ni siquiera recordábamos que estuviera en la selección musical,
irrumpiste en mi vida.”
-Daniel Handler (Y Por
Eso Rompimos)
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Y mientras me ocupaba
por intentar adaptarme, entraste tú a mi vida, paso a paso, poco a poco. Una
que otra palabra se convirtió en hablar todos los días. Porque en mi ocupada
vida solitaria donde todo era nuevo y desconocido, donde me moría del miedo, donde
nadie me quería; estabas tú. En cierta manera. Estaban tus mensajes y
tus llamadas, nuestras peleas y nuestras carcajadas, nuestras palabras y las
fotos. La manera en que podíamos cambiar la conversación de chistosa a seria,
de seria a romántica y de romántica a carnal, de un momento a otro.
Me dijiste que me
extrañabas y te dije que era imposible extrañar a quien nunca formó parte de tu
vida, pero era mentira. Fue una mentira porque desde ese momento tú ya eras
parte de mi vida; porque no te conocía pero aún así sentía tu ausencia. Me
faltaban tus besos, tus abrazos y tus caricias. Me faltaba ver tus ojos y tu
sonrisa. Me faltaba acariciar tu cabello y agarrarte de la mano. Me faltaba el
calor de tu cuerpo, que tus palabras lograban causar en el mío…
No era en si, extrañar,
porque no lo había sentido, era más bien un añorar. Porque no lo había sentido.
Te conté de mis padres,
te conté de mi hermano. Te conté mis secretos, te conté mis problemas.
Intentaste
ayudarme, intentaste apoyarme; incluso a pesar de que a miles de kilómetros de
distancia, tenías miedo de amarme.
Pero lo valía. Siempre todo lo valió.
Por
si te preguntas; sí, escribí esto para tí.
-Tha
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