Cavilaciones de la Madrugada III

Vivo por el cielo rosa y morado cuando salgo al balcón y mis pies descalzos sienten la madera dura y fría mientras el viento helado provoca que me duelan los huesos.

Vivo por el sonido de tu voz en las noches, aquél que me provee el calor del que me privan todo el resto del día. El tipo de calor que es mejor que un rayo de sol, y es casi igual de bueno que una taza de té que me abraza cuando la bebo.

Vivo por tu nombre, que aparece en cada página del maldito libro que me regalaron, el cual leo cuando me siento sola. Así que te podrás imaginar que lo leo seguido. Las letras que conforman tu nombre, el movimiento de mis labios cuando lo pronuncio, todos los tonos y situaciones en las que lo dije. Tu nombre eres tú. El nombre más básico. El nombre que se escribe igual en todos los idiomas. El nombre que conocí y que después reemplazamos por un apodo, el apodo menos adecuado pero que parecía el correcto en el frenesí del momento. El nombre con el que sueño, al que maldigo, que me vuelve loca. Un nombre aburrido, un nombre ordinario e insignificante. El nombre más importante.

Vivo por su mirada curiosa y desesperada, cada mañana cuando estoy malhumorada. Lee mis libros, lee mi nombre, lee mis ojos pero no dice nada.

Vivo por tus palabras, son las únicas que en serio me dan vida; pero muero con tus palabras y el sabor agridulce que transmiten. Quizás tú puedas explicarme si sientes la misma impotencia, si sientes la misma frustración… Es un placer delicioso que recorre nuestros cuerpo, acompañado de dolor.

Porque vivo por tí. Vivo por tí? Me desvivo por tí. Me desvivo por tí.



-Tha

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